La importancia de no dejar atrás la salud de los ríos y los humedales

Fecha: 30 Abr 2020

El amplio consenso a nivel internacional sobre la necesidad de conservar nuestro planeta azul y su biodiversidad podría verse entorpecido gravemente por la crisis sanitaria y podría llevar a un deterioro medioambiental incluso superior al de antes de la crisis. El cambio climático aún se mantendrá por muchas décadas, pero los efectos del cese de actividad humana han demostrado cómo se puede evitar. Las entidades firmantes señalan que tenemos que seguir esta enseñanza y aprovechar las nuevas oportunidades para reorientar la inversión para la recuperación económica
Los países del sur de Europa, que además de ser los más vulnerables al cambio climático, han sido también algunos de los más afectados por la pandemia del COVID 19, tenemos la obligación, en un escenario post-coronavirus, de liderar la recuperación de nuestras economías de una forma modélica, y demostrar al mundo que otro modelo social y económico es necesario y factible, basado en la sostenibilidad ambiental y socio-económica, y en el respeto a la naturaleza.
La salud humana está íntimamente ligada a nuestro entorno natural, por lo que ecosistemas sanos contribuyen a una mayor resiliencia ante pandemias u otros fenómenos del cambio global que nos amenazan. Y a la cabeza de esos ecosistemas se encuentran los medios acuáticos, los más amenazados del mundo.
Los ríos y humedales han sido señalados por los expertos como los mayores proveedores de servicios ecosistémicos. Son sumideros de carbono y estabilizadores climáticos esenciales a escala mundial. Ejercen un papel importante en la mitigación de las inundaciones y las sequías, nos proveen de aguas limpias, protegen las costas y recargan los acuíferos subterráneos, sustentan una gran geodiversidad, desempeñan un papel imprescindible en el paisaje al proporcionar hábitats únicos y en la prestación de servicios recreativos y culturales a la sociedad. Sin embargo, los ecosistemas acuáticos son los que más agresiones reciben en todo del mundo. Cuidarlos y restaurarlos es muestra de madurez y responsabilidad hacia las generaciones futuras y además una estrategia inteligente y rentable.
Por ello, los y las firmantes de este comunicado creemos que es posible la visión post COVID19 de una península Ibérica sostenible, apoyada en una economía baja en carbón y con unos sistemas acuáticos saludables y repletos de biodiversidad. Por ello debemos:
1) encontrar nuevos modelos de producción agraria con menor consumo de agua y capacidad erosiva, reducir la explotación de los acuíferos, planificar el desarrollo urbanístico fuera de los terrenos inundables y respetar la biodiversidad ligada a los ríos y humedales. De esta forma, la extracción y reutilización de agua o la obtención de energía hidroeléctrica no deben deteriorar nuestros ecosistemas acuáticos.
2) potenciar la educación ambiental y la investigación, fundamentales para lograr un nuevo modelo económico y social.
3) afrontar este reto en el próximo ciclo de planificación hidrológica y el Plan Estratégico de la nueva política agraria de la Unión Europea (PAC) a través de medidas que faciliten la conservación y recuperación de los ecosistemas acuáticos para las siguientes generaciones. La Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado 2021-2030 la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas.
4) potenciar inversiones públicas dirigidas a la innovación y en soluciones basadas en la naturaleza, apoyando a los sectores más sostenibles y a las regiones medioambientalmente más vulnerables o en transición ecológica.
5) involucrar al sector financiero mediante el fomento, desarrollo e implementación de planes de inversiones sostenibles (en energía renovable, conservación y restauración de espacios naturales, regadíos eficientes, etc.).
6) impulsar la formación dirigida hacia los empleos sostenibles, el crecimiento verde y el fomento de una forma distinta de vida, porque la naturaleza ya nos ha mostrado que la única forma de vida posible es aquella en la que se armoniza con nuestro planeta. Según la OMS, 3 de cada 4 empleos dependen del agua, que se debe considerar como un eje fundamental de la economía verde y circular (OMS, “Water, Sanitation, hygiene, and waste management for the covid-19 virus”, 19/3/2020).
Las entidades firmantes solicitan a España, como Estado miembro, que apoye la protección y conservación de los ecosistemas acuáticos y promueva los empleos sostenibles y el crecimiento verde.
 

 

 
 
Fuente: UGT