Este domingo, Chile enfrenta una decisión trascendental. No es una elección más: es un cruce de caminos entre un país que avanza en derechos, libertades y políticas sociales, y otro que corre el riesgo de normalizar discursos de odio y retrocesos democráticos que ya conocen bien en el país hermano y en el ámbito regional e internacional.

Ante este escenario, la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT) llama a la ciudadanía chilena —dentro y fuera del país— a ejercer su derecho al voto de manera consciente, activa y comprometida. La diáspora chilena en el exterior, y muy especialmente la que reside en España, juega un papel decisivo. Su participación ha sido siempre un termómetro de esperanza democrática, de defensa del pluralismo y de la justicia social. Hoy, ese compromiso vuelve a ser imprescindible.

En esta segunda vuelta, la izquierda social, el progresismo, el movimiento sindical, los feminismos, las organizaciones de derechos humanos y quienes creen en un Chile inclusivo y democrático deben hacerse oír con toda claridad. No votar es dejar que otros decidan. Votar es actuar, defender, proteger y proyectar futuro.

Dos proyectos de país radicalmente distintos se enfrentan: Jeannette Jara, exministra de Trabajo y candidata de la coalición de izquierda, representa una propuesta de defensa del Estado social, ampliación de derechos y políticas públicas orientadas a la justicia social y la protección de los sectores populares. Su trayectoria en el Gobierno se ha caracterizado por medidas en favor de derechos laborales y reformas progresistas, y su candidatura ha movilizado amplios sectores de la sociedad que buscan consolidar y profundizar estos avances. 

En contraposición, José Antonio Kast, líder del Partido Republicano y figura prominente de la ultraderecha chilena, impulsa un programa basado en mano dura en políticas migratorias y una reducción del rol del Estado en la economía, cuestionamiento de la democracia y bendición de la sangrienta dictadura de Pinochet, apoyado por partidos que dicen ser del ámbito conservador. 
La elección entre estas dos visiones es, en esencia, una elección sobre qué tipo de Chile queremos construir para las próximas décadas. 

Un momento decisivo para la democracia

En momentos como éste los conceptos de neutralidad y centro adquieren especial importancia. Cuando lo que está en juego es la democracia la falsa neutralidad o el apoyo a la opción neopinochetista blanquea al disruptivo, permitiendo con los hechos que el país retroceda. La pasividad y connivencia con el autoritarismo nunca es neutral.

Por eso, hoy el llamado de la CUT Chile, central hermana de la UGT, y de todo el movimiento sindical democrático de las Américas es claro: las personas comprometidas con la justicia social, la democracia, el trabajo digno, la igualdad y los derechos humanos deben acudir en masa a votar y rechazar la opción de ultraderecha con convicción, memoria y con sentido de responsabilidad histórica.

Chile merece un futuro en el que nadie quede atrás; un país que avance sin miedo y sin nostalgias reaccionarias. Este domingo, está en las manos del pueblo chileno impedir que el odio, la represión y el autoritarismo vuelvan a abrirse paso por las alamedas y las calles. 

En esta segunda vuelta, votar por la democracia, votar por los derechos es votar por Chile.