Hay que garantizar protección y rentas a los más vulnerables, frente a la subida de precios

► El dato adelantado del IPC alerta sobre el aumento de precios, sobre todo en el sector energético, por lo que es imprescindible poner en marcha las reformas necesarias para evitar la subida desorbitada de los productos que ocupan un peso mayor en los presupuestos de los hogares y que afecta, sobre todo, a los que tienen menor renta.

► UGT considera que es preciso seguir reforzando las medidas frente a la pobreza energética; prorrogar los ERTEs, manteniendo la prohibición de despedir; mejorar el Ingreso Mínimo Vital, facilitando y agilizando los  trámites a través de una Declaración responsable para que llegue a los cientos de miles de personas que aún no lo reciben; e incrementar ya el Salario Mínimo Interprofesional, que permanece aún congelado y que es  vital para miles de familias y para contribuir a relanzar la  economía.

El IPC adelantado del mes de abril registra una tasa interanual del 2,2%, incrementándose 1,1 puntos respecto al mes anterior. En caso de confirmarse, se trataría de la primera vez desde octubre de 2008 que el IPC alcanza una variación anual superior a 2 puntos. Este repunte vendría explicado por el comportamiento de los productos energéticos como la electricidad, el gas y los carburantes. Así, considerando únicamente la tasa de inflación subyacente, que no incorpora a estos productos energéticos, ni a los alimentos no elaborados, la cifra se mantiene constante con respecto al año anterior, no contribuyendo al incremento del IPC general. 

No obstante, estos datos deben ser tomados con precaución y tener en cuenta la gran caída que experimentaron los precios de la electricidad, gas y otros carburantes en el mismo mes de 2020; cuando todo el abanico de restricciones para frenar la primera ola del COVID estaba en su momento más estricto y se registraba el mayor impacto en la actividad económica desde la Segunda Guerra Mundial. Por tanto, el aumento de la inflación originada en los bienes energéticos es producto de su comparación con un año especialmente bajo y no porque se esté produciendo una escalada en los precios de dichos bienes. Una dinámica que, además, se observará durante buena parte de 2021.

Aunque es cierto que los precios energéticos están sujetos a una elevada volatilidad, también hay factores propios del mercado energético español que producen fenómenos como una transmisión intensificada de los precios a los consumidores o una respuesta más lenta a las bajadas que a las subidas en los mercados internacionales. Por ello, es imprescindible poner en marcha las reformas necesarias para evitar que se siga prorrogando en el tiempo esta situación. Especialmente si se tiene en cuenta que los productos energéticos ocupan un peso mayor en los presupuestos de los hogares con menor renta.

En un año donde al alza de los precios energéticos se le une el impacto de la crisis del COVID en el empleo y los salarios, es necesario examinar si las medidas de protección ante la pobreza energética están siendo suficientes; mientras se continúan manteniendo las ya existentes:  prorrogando los ERTE, ampliando la cobertura del Ingreso Mínimo Vital e incrementando el Salario Mínimo Interprofesional, congelado en 2021.


Fuente: UGT