La evolución del IPC supone, ya, pérdida de poder adquisitivo de los salarios

Con la economía creciendo al 3%, y beneficios empresariales récord, es inadmisible que no suban los salarios

  • Los salarios deben crecer más, se dan las condiciones para que así sea y las empresas deben asumirlo
  • La negativa de las organizaciones patronales a pactar incrementos salariales dignos tiene repercusiones negativas sobre la eficiencia económica y sobre la justicia social

​El Índice adelantado del IPC de mayo refleja un repunte hasta el 2%, un aumento de nueve décimas respecto de la tasa de abril, debido esencialmente al incremento de los precios de carburantes y de la electricidad. De confirmarse cuando se publique el dato definitivo (el 13 de junio), esta tasa supone la más elevada desde abril de 2017, cuando se situó en el 2,6%.

Lo que queda claro, tal y como prevén la mayoría de analistas, es que la inflación va a repuntar en lo que queda del año, y que eso repercute en una pérdida de poder de compra de los salarios. En una situación en la que el PIB está creciendo (por quinto año consecutivo) por encima del 3%, y las empresas obtienen beneficios récord, no es admisible que los trabajadores y las trabajadoras vean reducida su capacidad de compra, como ya sucedió en 2017, en el que los salarios reales se redujeron en 1,9 puntos porcentuales, y que se añaden a la pérdida sufrida de 2009 a 2013 (7 puntos porcentuales).

Hasta el mes de abril, ya hay 5,3 millones de trabajadores con las condiciones salariales pactadas para 2018, con un incremento medio del 1,56%, por lo que casi con seguridad no ganarán poder de compra en este año (se estima que el IPC medio estará en torno al 1,5%). Esta situación no puede continuar.

Casi la mitad de los asalariados y asalariadas, con menos de dos veces el SMI

Los niveles salariales en nuestro país son extraordinariamente reducidos, como ponen de relieve los datos de la Encuesta Anual de Estructura Salarial de 2016, publicada ayer por el INE. Según esta encuesta, el salario más frecuente en España es de 16.497,40 euros al año, lo que en términos netos, una vez descontadas las cotizaciones a la Seguridad Social y las retenciones del IRPF, supone unos ingresos mensuales de tan solo 993 euros al mes. Y casi la mitad de los asalariados y asalariadas cobran menos de dos veces el salario mínimo interprofesional (el 45,7%). Pese a la buena situación de las empresas, aumentan quienes perciben sueldos bajos, que no permiten llegar a fin de mes.

Por todo ello, los salarios deben crecer más. Se dan las condiciones económicas para que así sea, y las empresas deben asumirlo. Es necesario por razones de eficiencia económica (aumentar el consumo de las familias e incentivar mejores empleos) y de justicia social (reducir los niveles de pobreza y la desigualdad).

Por eso, el planteamiento de UGT en las negociaciones con la patronal para negociar un nuevo Acuerdo de convenios para 2018 (y los años siguientes) no va a cambiar: reivindicamos que se asegure que los salarios en ningún caso crecerán menos que la inflación, que además deben recuperar parte del poder de compra perdido en los años anteriores, y que, allí donde sea posible, en función de la productividad generada, los sueldos deben crecer más. Y también defendemos que se dignifiquen los salarios más bajos, por lo que reclamamos un salario mínimo de convenio de 1.000 euros. La patronal no puede seguir pidiendo subidas salariales de crisis cuando las empresas obtienen beneficios históricamente elevados y reparten más dividendos que nunca. ​

Fuente: UGT