Urge un pacto económico y social para la reconstrucción

Se confirma el desplome del PIB, que aún será mayor en el segundo trimestre


• La paralización de la economía con el confinamiento ha supuesto la caída del PIB del 5,2% hasta marzo, el primer dato negativo desde 2013 y el mayor descenso en nuestra historia.
 
• Ha caído la oferta, la demanda y el empleo. Pero lo peor llegará en el segundo trimestre, cuando se analice el impacto central de la fase de confinamiento.
 
• Es urgente un pacto por la reconstrucción social y económica que se cimente en los sectores más productivos y que no deje a nadie atrás.
La paralización que supuso la entrada en vigor del confinamiento en marzo se ha cifrado en un desplome trimestral del 5,2%, lo que supone el primer dato negativo desde 2013 y la mayor caída del PIB en nuestra historia moderna. Una situación que ha golpeado también a otros países, al tratarse de una crisis que ha impactado a prácticamente sobre todos ellos en mayor o menor grado. En términos interanuales, la caída del PIB ha sido de un 4,1%, también la mayor caída desde 2009.
Por el lado de la demanda, destaca una fuerte reducción del consumo de los hogares, uno de los componentes más afectados por el confinamiento, que ha caído un 6,6% en términos intertrimestrales y un 5,8% anual. La inversión ha descendido hasta una tasa interanual de -5,3%. La paralización de buena parte del comercio internacional ha provocado que las exportaciones hayan descendido un 8,2% en el trimestre, y un 6,6% las importaciones, dejando sus tasas anuales en -6,1 y -5,5%, respectivamente. El contrapunto a este hundimiento de la demanda lo ha ofrecido el gasto de las Administraciones Públicas, que debido al efecto de los estabilizadores automáticos (aumento e prestaciones por desempleo) y a las medidas extraordinarias adoptadas para hacer frente a la crisis sanitaria, aumentó un 1,8% en el trimestre, pasando su tasa interanual del 2,4% al 3,6%. Globalmente, la demanda interna pasó a restar 3,7 puntos de crecimiento económico, mientras que la externa quita 0,4 puntos.
Por el lado de la oferta se aprecia igualmente la caída generalizada de la actividad, aunque también con mayor repercusión en ciertos ámbitos, y con algunos incluso que se han visto afectados positivamente por las medidas de confinamiento. Las actividades que se vieron afectadas de manera más negativa fueron, lógicamente, aquellas que tuvieron que cerrar su actividad totalmente durante el confinamiento, como sucedió con el sector industrial (-6,5% en el trimestre), la construcción (-6,8%) y, dentro del sector servicios, la rama de Comercio, transporte y hostelería (-11,1%). El conjunto de la actividad del sector servicios descendió un 4,7% en el trimestre (un 3,1% en el último año). Sin embargo, algunas ramas crecieron de manera notable, como las Actividades financieras y de seguros, un 3,4% trimestral, situando su tasa anual en el 9,4%, e intensificando una situación de bonanza que se extiende a varios años atrás. Cabe destacar también la evolución positiva del sector agrario, que ha registrado una variación intertrimestral del 1,6%, y situando su tasa interanual en un valor positivo por primera vez desde el cuarto trimestre de 2018 (0,3%).
La conclusión que cabe extraer es que el impacto de la pandemia y de las medidas para combatirla ha sido y está siendo enorme, y que lógicamente se ha dejado notar más en aquellos sectores que tuvieron que realizar una paralización de su actividad más drástica para evitar el riesgo de contagio.
Por último, en materia de empleo, cabe destacar que las horas trabajadas en este trimestre han descendido un 5%, situando la caída interanual en -4,2%. Desagregando estos datos interanuales por sectores, los que más negativamente afectados fueron la agricultura, con un descenso de su tasa interanual hasta el -9,9%, y la construcción, hasta un -9,8%. El sector servicios refleja una bajada de 5,5 puntos porcentuales, lo que sitúa su tasa interanual en el -3,5%, y la del sector industrial cae hasta el -2,8%. En suma, estas cifras reflejan el desplome del empleo, coherente con el sufrido por la actividad, pero que en esta crisis se ha podido paliar en cierta medida por la extensión de las medidas de reducción temporal del empleo (ERTES).
Lo peor llegará en el segundo trimestre

El avance de datos de la Contabilidad Nacional del primer trimestre, conocidos hace dos meses, y que anticipaba un fuerte impacto de la pandemia de COVID-19 sobre la economía y el empleo, se confirma ahora con los datos definitivos, tras la caída del PIB un 5,2% hasta marzo. Sin embargo, sabemos que, pese a la magnitud de las cifras, es tan solo la punta del iceberg, y que lo peor llegará con la información referida al segundo trimestre, que recogerá el impacto central de la fase de confinamiento y paralización consiguiente de la vida económica y social.

Lo cierto es que, la magnitud del impacto es tal, que reduce la trascendencia de la precisión de las cifras, de la décima o el punto más o menos que se estima que ha descendido o descenderá el PIB y demás variables asociadas. Sabemos que el golpe ha sido enorme, y que sus cifras marcarán hitos negativos en la serie histórica. Lo positivo de ello es que, precisamente por la enormidad del efecto, sabemos seguro lo que hay que hacer, que no es sino impulsar ahora la economía y el empleo con toda la capacidad que nos brindan los diferentes instrumentos de la política económica. Se han implementado ya medidas muy relevantes en el ámbito económico y social (ayudas financieras, aplazamiento de pagos, apoyo a los ERTES para mantener el empleo, extensión extraordinaria de las redes de protección social, puesta en marcha de un Ingreso Mínimo Vital, planes de impulso a determinados sectores, etc.). Pero va a ser necesario hacer mucho más, y hacerlo con el consenso de todas y todos, a través del Diálogo Social.

Impulsar la protección social

Para UGT, los datos de esta Contabilidad Nacional Trimestral no hacen sino ratificar la importancia de la protección del empleo como herramienta esencial para sostener las rentas de los sectores más afectados y, con ello, la demanda de bienes y servicios y la actividad de las empresas. Sin empleo no hay crecimiento, y viceversa. Por eso, es muy importante el Acuerdo alcanzado por los sindicatos con el Gobierno y las organizaciones empresariales para mantener los ERTE hasta el 30 de septiembre, de momento. Pero no será suficiente. Será preciso evaluar todas estas medidas de manera permanente, y adoptar nuevas actuaciones para aquellas actividades y sectores que así lo requieran. Paralelamente, necesitamos el compromiso de las empresas para, por un lado, evitar a toda costa los despidos, y por otro, reincorporar paulatinamente a la plena actividad a las personas en suspensión temporal de empleo o que hayan sido despedidas.

Si algo nos enseñó la crisis pasada es qué no se debe hacer. Sabemos que los recortes y la austeridad extrema matan el crecimiento y el empleo, y sobre todo hunde la calidad de vida de la mayoría social. Por eso es imprescindible alejar cualquier tentación de vuelta al rigor fiscal antes de tiempo, porque eso arruinaría cualquier incipiente recuperación de la normalidad económica y aumentaría dos de las consecuencias más dañinas que tuvieron aquellas políticas: la desigualdad y la pobreza.

Más justicia fiscal y ayudas de la UE

La desigualdad se cebó con los más desfavorecidos, y fueron las personas trabajadoras, y entre ellas las más vulnerables, las que sufrieron un aumento de la precariedad del empleo y una devaluación salarial que dañaron de manera muy importante su estándar de vida. Ahora es preciso revertir esa situación e impulsar una salida basada en el empleo de calidad y en la mejora de las rentas de los que menos tienen. Es momento de que ayuden en mayor medida aquellos que poseen mayor capacidad de pago y nivel de vida, y aquellas grandes empresas que apenas se han visto afectadas por la pandemia (o incluso han mejorado su negocio) y obtienen muy elevados beneficios.

En este sentido, para UGT es imprescindible optimizar la recaudación fiscal por parte del Estado, para poder hacer frente a los gastos extraordinarios derivados de la pandemia y de la reconstrucción, y para consolidar para el futuro un tejido productivo más estable y resiliente y un estado de bienestar más fuerte. Y, para ello, es preciso realizar una profunda reforma fiscal que aumente la recaudación y garantice una mayor la justicia redistributiva, de manera que las rentas muy y patrimonios muy elevados y los beneficios empresariales extraordinarios aporten más al conjunto de la sociedad.
Igualmente, la Unión Europea debe aprobar finalmente un Fondo de reconstrucción a la altura del impacto de la pandemia, superando las medidas aprobadas hasta ahora, positivas y diferentes de las aplicadas en la crisis anterior, pero insuficientes aún. Una salida conjunta y coordinada será crucial para evitar las desigualdades que vimos entre países tras la crisis financiera de 2008.

Negociar una senda de progreso

El sindicato considera que lo que toca ahora es impulsar la economía y el empleo con todos los instrumentos monetarios y fiscales a nuestro alcance, y con la ayuda solidaria de la Unión Europea y de sus instituciones. Y del mismo modo, es momento de sentar las bases para una recuperación más sólida, sostenible, integradora y justa.

Por todo ello, se necesita un Pacto por la Reconstrucción, que debe apoyarse en el mayor de los consensos posible. Porque la salida de esta crisis sin dejar a nadie atrás debe ser un objetivo de país, de todas y todas: del Gobierno central, de los gobiernos de las CCAA y de las Corporaciones Locales; de las trabajadoras y los trabajadores; de las empresas de todo tipo; y del tejido social y cooperativo. Se trata de un reto común para el que debemos pactar una estrategia común y ambiciosa. Las organizaciones sindicales UGT y CCOO ya entregamos al Gobierno y presentamos públicamente nuestra “Propuesta sindical para la construcción de un nuevo país. UN PAÍS CON FUTURO”, en la que detallamos las actuaciones que consideramos necesarias para conformar un progreso más social, más igualitario, más productivo y más verde.

Ahora es preciso negociar esa senda de progreso y esas actuaciones, para lo cual es preciso abrir las mesas de Diálogo Social necesarias para abordar tan ambicioso proyecto.

Fuente: UGT