El Banco Central Europeo ha decidido, en la reunión del Consejo de gobierno del jueves,  14 de diciembre, mantener el tipo de interés general en el 4,5% y en el 4% para la facilidad de depósito. Este anuncio ha venido acompañado del repetido discurso de la presidenta Christine Lagarde, que ha advertido de que son las estadísticas macroeconómicas las que influyen en las decisiones del organismo con sede en Frankfurt. Las variables escogidas para este análisis, sin embargo, siguen adoleciendo de un sesgo muy evidente. El enfriamiento de la economía y la contención de los salarios sigue siendo el objetivo principal del BCE, aun asumiendo el coste que supone para la mayoría de los ciudadanos europeos.

Por otro lado, el último dato de inflación registrado por parte de la Comisión apunta ya a una estabilización en torno al objetivo del 2% propuesto por el mismo BCE. En concreto, este mes de noviembre la variación interanual se ha situado en un 2,4%, una cifra que bien podría haber influido en una posible bajada de tipos.

Además, las expectativas de crecimiento de la Comisión Europea presentadas en este otoño apuntan a una ralentización general de las principales economías europeas. Con la previsión de crecimiento del 0,6% para este año, la eurozona se arriesga a perder el ritmo de crecimiento registrado en los años posteriores a la pandemia.

Con todo ello, los mercados sólo esperan un comienzo en el recorte de los tipos a partir de marzo o abril del próximo año, el cual culminaría en diciembre con una bajada de hasta 1,5 puntos, dejando el tipo de interés general en el 3,0% en diciembre, según algunos analistas.

Mientras, España, donde el 70% de las hipotecas son de tipo variable, sigue exponiéndose a una gran influencia del alto nivel del Euribor en la economía de los hogares. Concretamente, el tipo hipotecario se situó en un 4,02% en noviembre de 2023. Aunque esta media anual haya comenzado a descender (debido a la más que probable futura bajada de tipos del BCE) aún continúa en valores muy altos, situándose 1,2 puntos por encima del registrado en el mismo mes del año pasado.

Por ello, la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores sigue exigiendo la creación de un fondo de rescate para aquellas familias con dificultades para hacer frente al pago de la hipoteca, cuyo coste está llegando a suponer en torno al 40% de los ingresos totales de los hipotecados, una cantidad inasumible y que está acabando notablemente con los ahorros de las familias. 

Además, frente a la devaluación salarial buscada por el BCE, UGT reclama el cumplimiento de las subidas salariales pactadas en el AENC, las cuales pretenden proteger el poder adquisitivo de los trabajadores frente a la inflación, así como aumentar el salario mínimo para continuar con la senda de dignificación de esta renta básica seguida en los últimos años, y que tan buenos resultados ha tenido.